Los mejores vinos para acompañar los platos de invierno
Artículo revisado por el Comité
Los platos más consistentes propios del invierno requieren su igual en el vino: caldos con cuerpo y de sabores intensos para acentuar la potencia de los guisos y las carnes.
Si bien es cierto que, en general, no suelen diferenciarse vinos que deban consumirse preferentemente en verano o en invierno, también lo es que hay caldos especialmente recomendados para platos de sabores más intensos o guisos tradicionales que suelen servirse siempre cuando bajan las temperaturas.
Foto de Sal Rosa
Sabores intensos
Los platos invernales son especialmente consistentes, por lo que los vinos ideales para acompañarlos son los tintos con cuerpo y cierta persistencia en boca que, además, tengan un buen grado alcohólico. Son muchas las empresas de catering que tienen su propia bodega y os pueden aconsejar. Sin embargo, siempre va bien conocer algunas reglas básicas:
Foto de Bodega Regantío
Por ejemplo, los crianzas con notas de barrica o de frutos rojos y negros o los jóvenes que presenten unas características similares maridan especialmente bien con las carnes de caza, las legumbres y los guisados más tradicionales.
No descartar los blancos
Normalmente, los vinos blancos se asocian a la época estival, ya que son ideales para acompañar platos más ligeros como el marisco o el pescado o para degustar durante el aperitivo. Pero también pueden encontrarse caldos que presentan un cuerpo y una fuerza similar al de los tintos pero con taninos más apropiados.
Foto de Catering Selectes
Por ello, los espumosos y blancos con crianza en barricas son los más adecuados para maridar con los guisos de pescado y todo tipo de arroces melosos, ya que aportan cierta frescura y, a la vez, la complejidad que reconforta frente a las bajas temperaturas.
Foto de Restaurante Balbona
La importancia de la temperatura
En cualquier caso, es importante que el vino se sirva siempre a la temperatura adecuada, independientemente de la temperatura exterior. Y ésta no debe superar nunca los 16-18 ° C, ya que perdería los aromas y perjudicaría una buena degustación.
Foto de Saboga Catering
Los tintos son los que admiten una temperatura más elevada ya que, en el caso de los jóvenes suele estar entre los 12 y 15° C, mientras que los crianzas pueden servirse entre los16 y los 18° C. Por otra parte, los blancos deberán presentarse con una temperatura media de entre 8 y 11° y entre 6 y 8° para los más dulces ya que es la única forma de degustar adecuadamente los toques frutales.