Cocinar con flores: Un mundo de vitaminas y color
Artículo revisado por el Comité
Parece ser la última moda en la cocina. Se hizo famosa gracias al reputado chef vanguardista Ferran Adrià y así la cocina con flores se despertó y suscitó la curiosidad de muchos en todo el mundo.
No era infrecuente que estos ingredientes se encontraran en la cocina andaluza, griega o romana. Si se piensa en ello, uno de los platos más deliciosos y que forman parte de la cocina popular del centro de Italia son las flores de calabacín rellenas y fritas, cuyo uso está en la tradición del catering en Roma.
Las flores comestibles no sólo añaden color sino también sabor a los platos y, de acuerdo con el famoso chef Ferran Adrià, empastan bien con pescados y carnes o dulces.
Son ahora famosas la mermelada y el helado de violeta pero a menudo no se conocen las propiedades de las flores del orégano y del ajo, deliciosas para poner en los asados o las de la caléndula, cuyo sabor es similar al de la cebolla. Sorprenden por su delicado color que contrasta con un regusto picante y que se puede utilizar para dar un toque delicioso a las cremas, además de un color azulado que cogerá a todos por sorpresa.
Desde China, son conocidas las flores eléctricas en la provincia de Sichuan que llegan a las mesas para aumentar los sentidos de los comensales, ya que tienen el poder de activar una mayor cantidad de papilas gustativas y estimular la salivación; lo que hace degustar mejores sabores y de manera más profunda.
Sin embargo, hemos de tener siempre en cuenta que estas flores se deben encontrar en tiendas especializadas y controladas, como todos los alimentos, y que nunca deberían haber sido tratadas con productos químicos y pesticidas.
Por lo general, las flores son frescas y listas para su uso durante al menos tres días, pero hay que recordar que no se deben cocinar a temperaturas demasiado altas o perderían el color y la textura. Por último, pero no menos importante, comer flores también ofrece beneficios para la salud. Se conocen las propiedades analgésicas de las flores de jazmín, pero a menudo se hace caso omiso de la riqueza de vitaminas que contienen tales como A, B, C, D, E, K, B12.