El helado: el dulce del verano desde hace siglos
Artículo revisado por el Comité
Los romanos, los chinos, los árabes... Según parece, hasta las civilizaciones más antiguas disfrutaron de uno de los postres más populares en todo el mundo: el helado.
Se cree que el primer helado tiene su origen en la época del Imperio Romano, donde se preparaba una mezcla de frutas y miel y se enfriaba con nieve. Aunque, por otra parte, parece que los chinos ya conocían este antecedente de los sorbetes actuales varios siglos antes y que los árabes lo mejoraron empleando zumos de frutas e, incluso, le dieron el nombre de "sharbets", bebida.
Igualmente, se afirma que fue Marco Polo, allá por el siglo XIII, el encargado de extenderlo por toda Italia tras descubrirlo en uno de sus viajes por Oriente. A partir de entonces, los postres helados se popularizaron en la corte y se empezó a trabajar sobre ellos añadiendo nuevos ingredientes, como el huevo o la leche. Y, aunque la receta se guardaba celosamente, en el siglo XVI y XVII ya se elaboraban en las cocinas de las cortes de Francia, Inglaterra y España y se servían con asiduidad.
La popularización absoluta del helado se produjo en la segunda mitad del siglo XVII, cuando el italiano Francesco Procopio idea una máquina que permite homogeneizar la mezcla de frutas con hielo y azúcar y crear una crema helada muy parecida a la actual. Inaugura, además, el Café Procope en París, donde empieza a servir este dulce y lo convierte en la primera “heladería”, tal y como más o menos se conoce a estos establecimientos hoy en día.
Así, el helado se hace famoso rápidamente y empieza a fabricarse por todo el mundo, incluso en América del Norte. Allí llega gracias a los colonos y, ya en el siglo XIX, se inventa la primera heladera automática, que sienta las bases de la futura industria, tal y como demuestra el hecho de que, en 1851, Jacobo
Fussel funde la primera compañía productora de helados de EEUU.
La experimentación en la gastronomía ha llevado a maridajes muy fantasiosos. Ya no se trata sólo de sabores creativos sino de servir helado con alimentos como la carne o el pescado.