Cómo organizar las mesas para una boda

Si el número de comensales es limitado (un máximo de 50) podéis optar por la versión imperial, por una única mesa con forma rectangular o por una superficie en herradura, aunque esta opción se encuentra actualmente en desuso. En estos últimos casos, la esposa se sentará en el centro o en el lado más corto si la disposición de la mesa es en U. A la izquierda de la novia siempre estará el novio, mientras que a su derecha se sentarán el padre del novio, un testigo y el padre de la novia. A la izquierda del novio se situarán la madre de la esposa, el segundo testigo y la madre del novio. Poco a poco se irán sentando el resto de invitados, más próximos a los recién casados cuanto más estrecha sea su relación.

Si el número de invitados es elevado (más de 50) deberéis optar por dividir a los comensales en mesas rectangulares o redondas, que podrán acoger desde un mínimo de 6 a un máximo de 10 comensales. Los invitados serán dispuestos de frente a la mesa de honor en la que se sentarán los recién casados. Por lo general, la mesa de honor suele estar ocupada por los padres de los esposos, aunque a menudo éstos son sustituidos por los hermanos, los testigos, las damas de honor y los mejores amigos. Se trata de una forma muy adecuada de transformar el espacio en un ambiente más relajado y divertido.

Foto: Alice Banqueting Srl

En la actualidad, existen muchas parejas que prefieren gozar de una mesa para ellos solos, disfrutando así de su intimidad y sintiéndose en cualquier momento en la libertad de levantarse para saludar a sus invitados sin dejar de lado a otros comensales.

Otra de las opciones que pueden dotar a la organización del evento de sentido común es la disposición de los padres de los novios: juntarlos en una misma mesa es frecuente pero no obligatorio, sobre todo si no se conocen mucho o si los protagonistas prefieren tener a su lado a sus hermanos o abuelos. Lo mismo ocurre con los testigos de la boda, principalmente si son más de cuatro: es mejor no forzar la situación y dar libertad a cada uno de los invitados de la celebración.

• Las parejas, sentadas en la misma mesa, deberían dividirse para favorecer la comunicación entre los invitados;
• Juntad a vuestros comensales en una misma mesa pensando sobre todo en sus intereses o pasiones, como por ejemplo las que pueden tener las personas que acaban de tener hijos o los invitados apasionados por el buen viajar.
• La idea de reunir a amigos y familiares solteros en una única mesa suele convertirse en la opción más recurrida por los novios, aunque es importante cuestionarse primero si se trata de la solución adecuada para nuestros comensales.
• Para resolver la disposición de los niños, os aconsejamos elaborar una lista completa con la edad de los invitados más pequeños: si la mayor parte de ellos no supera los cuatro años, la mejor solución es que éstos se sienten cerda de sus padres. De los cinco años para arriba y siempre a su justa medida, los niños ya pueden disfrutar de la comida con autonomía, quizá acompañados de algún baby sitter o animador.
• Evitad los centros de mesa altos y molestos que impiden la comunicación entre los invitados.

Una vez concluida la disposición de los grupos de invitados, debéis escoger cómo distribuir las mesas a lo largo de la sala. A menudo las mesas más próximas a los novios están compuestas por los familiares o los amigos más cercanos a la pareja, mientras que las mesas más lejanas reúnen a las personas menos próximas a los novios. La mesa de los niños, que acostumbran a chillar, a correr o a levantarse durante la celebración, debe ubicarse lo más lejos posible, evitando así molestar a los invitados.