Quiero tener una bodega propia. ¿Qué debo tener en cuenta?
Artículo revisado por el Comité
Poder tener en casa una bodega es un placer. Por ello, para evitar que el vino que conservamos se estropee es importante prestar atención a una serie de factores.
A todos los que nos gusta el vino disfrutamos amenizando nuestras comidas o cenas con un suculento caldo. Pero, en algunas ocasiones, la conservación de la botella no es la correcta, y el resultado se aprecia en el paladar: el vino se ha avinagrado, es decir, se ha picado.
Lo ideal es que el vino se conserve de una posición determinada, a una temperatura específica y en unas condiciones de humedad concretas. Otros factores como las vibraciones, la luz del sol o el exceso de ruido también puede influir. Por ello, si somos asiduos a beber vino y queremos tener en casa botellas bien conservadas y que podamos envejecer, lo mejor es crear una pequeña bodega.
¿A qué debemos prestar atención?
Como un cuadro o un libro antiguo, el vino es muy sensible al factor medioambiental. De hecho, hay una serie de factores que debemos tener en cuenta para crear nuestra bodega, a saber:
Temperatura. La temperatura es fundamental para la perfecta conservación del vino. El exceso de calor y de frío indicen negativamente en su sabor y aroma. Por ello es muy importante que el vino se conserve siempre entre 14 y 16 ˚C. Además, hay que aclimatar las botellas para que no estén expuestas a cambios bruscos de temperatura. Por ello, si hace mucho calor y venimos de la calle con una botella de vino, si la diferencia de temperatura con respecto a la bodega supera los 5 ˚C, antes de colocarla allí, es menester dejarla en un espacio fresco para que, paulatinamente, la temperatura se vaya regulando.
Humedad. Junto a la temperatura, la humedad es otro de los factores que más afectan al vino. De este modo, la humedad nunca debe bajar del 50 % para impedir que el exceso de humedad favorezca la aparición de bacterias y moho o que una humedad demasiado baja reseque el corcho y estropee el vino. Los expertos recomiendan una temperatura que oscile entre el 70 y 80 %.
Luz. Por supuesto, exponer las botellas a la luz solar no es recomendable, puesto que los rayos pueden alterar el color y sabor del vino. Tampoco es aconsejable que reciban otro tipo de luz directa. Lo mejor es conservarlos en un espacio oscuro o con una suave luz indirecta.
Olores. Aunque no lo parezca, los olores también pueden afectar al vino que conservamos, sobre todo si el corcho no está en buen estado. A la hora de empezar la bodega debemos tener presente, por tanto, este aspecto: el lugar tiene que estar bien ventilado y libre de olores.
Vibraciones. Otra cuestión que también perjudica al vino. Si vivimos en una zona donde hay mucho tráfico o si pensamos colocar el vino en un mueble o estante, debemos prestar atención a este detalle.
Posición. Como no, la posición en la que guardemos las botellas puede igualmente influir en su conservación. Si la botella se encuentra de pie, el corcho puede dejar pasar el aire y, con ello, los olores. Por eso, los especialistas en producción y conservación de vino recomiendan que las botellas siempre se coloquen en posición horizontal, para que el corcho esté húmedo y, por tanto, hinchado, actuando como aislante.