El legado de Santi Santamaria

Se ha ido, prematuramente, uno de los grandes de la cocina de este país y, por ende, de todo el mundo. Santi Santamaría, el cocinero con más estrellas Michelín, un total de siete suman todos sus restaurantes, en la historia de la gastronomía española, nos dejó el pasado mes de febrero, tras un infarto fulminante en su restaurante de Singapur. Tenía 53 años.

Su empeño en difundir la cocina mediterránea, de base territorial, con un respeto absoluto por los productos naturales le ha proporcionado un lugar eterno en la élite de la gastronomía internacional. Le condujo también, hace unos años, a una polémica que fue amplificada por los medios de comunicación, cuando manifestó su desacuerdo con la cocina excesivamente cargada de aditivos artificiales como la metilcelulosa.

Pero lo cierto es que, sumado a su presencia carismática y rotunda, Santi Santamaria siempre fue de hablar valiente, sin pelos en la lengua. "Los cocineros somos una pandilla de farsantes que trabajamos para distraer a esnobs y estamos vendidos a la puta pela", dijo en 2007 en el escenario de la cumbre gastronómica internacional Madrid Fusión. Más polémica con verdadero fundamento, en un entorno, el de la élite gastronómica, tan dado a la autocomplacencia como al despelleje mutuo.

Y él probablemente, como catalán entusiasta, hombre de buen comer como debe ser todo cocinero, disfrutador como el que sabe que la vida y la fama son provisonales, diría eso de "show must go on". La familia y colaboradores cercanos de Santi Santamaría han sido una pieza fundamental en la trayectoria del chef. Ahora, asumen el reto de administrar su legado con sabiduría.

Foto: El País