Bancos de alimentos: una iniciativa popular en la lucha contra el hambre
Artículo revisado por el Comité
Los bancos de alimentos son entidades locales, sin ánimo de lucro, que recogen los alimentos procedentes de donaciones de particulares o empresas y los reparten entre los más necesitados.
Sin embargo, y desde hace más de 40 años, se reparten por el mundo más de 500 bancos de alimentos gracias a los cuales se consigue combatir el hambre y, además, se contribuye a evitar el despilfarro y a mejorar el reparto de los alimentos.
Se trata de entidades de carácter más o menos local, sin ánimo de lucro, que recogen los alimentos procedentes de donaciones de particulares o empresas y los gestionan para repartirlos equitativamente entre las personas más necesitadas.
En España existen 54 bancos que, desde el año 1996, conforman la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), creada para coordinar de manera más eficaz tanto las actividades que se realizan como las relaciones con los organismos oficiales y con los donantes y colaboradores.
Foto de Mediterrània Menjars.
Los bancos se estructuran en diferentes áreas –aprovisionamiento, almacén, transportes, distribución, administración, etc.- que propician su buen funcionamiento y la correcta gestión de las entregas.
De hecho, es gracias a ello que los alimentos que se reciben se reparten de forma justa entre quienes los necesitan a través de centros asistenciales adheridos al proyecto –no se entregan directamente a particulares-.
Unos centros que deben reunir una serie de requisitos y cumplir unas rigurosas normas para garantizar la correcta distribución. Así, por ejemplo, deben ser organismos benéficos o similares que estén registrados como tal oficialmente, con capacidad para almacenar y entregar los alimentos, que los distribuyan gratuitamente–no debe existir ningún tipo de intercambio monetario ni emplearlos con fines lucrativos o comerciales- y que registren rigurosamente las recepciones y las entregas en los correspondientes libros.
Para respetar estrictamente las normas sanitarias internacionales, los bancos sólo aceptan alimentos en perfecto estado y que sean consumibles, aunque no sean comercializables. Es decir, pueden presentar un embalaje, etiquetas erróneas o una fecha de caducidad próxima, proceder de excesos o de restos de stock en grandes superficies o de campañas concretas que se retiran antes de haber agotado las existencias, etc.
Igualmente, se recomienda que, en caso de donaciones particulares, se apueste por entregar alimentos básicos y no perecederos como legumbres, pasta, arroz, aceite o conservas o con fechas de caducidad elevadas en el caso de la leche o embutidos, para poder garantizar una alimentación sin carencias entre quienes acuden a estos bancos pidiendo ayuda.