¡Nos encanta la tortilla de patatas! ¿Por qué?
Artículo revisado por el Comité
Existen tantas formas de cocinarla como de degustarla. Con cebolla o sin ella, añadiéndole un chorrito de leche para que quede más esponjosa o hasta con un toque exótico de la mano de la soja o el curri, según dicta la cocina vanguardista.
Probablemente en la sencillez esté la clave de su éxito. Básicamente, tan solo hacen falta patatas, huevo, un buen aceite y una sartén grande. Se mezcla todo y al fuego, ¿qué podría fallar? En realidad, muchas cosas. Aunque aparentemente es un plato fácil de preparar, hacer una buena tortilla de patatas se considera todo un arte. Probablemente la que hace tu madre o tu abuela te parezca la mejor del mundo o incluso la que sirven en el bar de abajo, ese de toda la vida, tiene un sabor inigualable. ¿Verdad que, entre tus amigos, hay alguno al que le sale especialmente rica?
Banco de apuestas y objeto de concursos (“La mejor tortilla de patatas del pueblo, todo un clásico, vecinos”), la tortilla forma parte no solo de la gastronomía española, también de su cultura y su ocio.
Si hay algo más clásico que la tortilla de patatas en sí, es el presumir de que tu tortilla de patatas es la mejor del mundo. El argumento nos vale para impresionar a una chica, para dárnoslas de cocinillas (“El cuscús con puturrú de foie no me sale, pero la tortilla de patatas la bordo”) o incluso para dar a conocer nuestra gastronomía cuando estamos fuera de España. ¿Cuántas tortillas de patata hiciste cuando estabas de Erasmus? ¿Y cuándo te fuiste a Londres a aprender inglés? Allí no importa mucho como salgan, porque van a gustar sí o sí. Los españoles tenemos un excelente ojo clínico a la hora de catarlas, pero a los extranjeros, menos acostumbrados al plato, les gusta de todas las maneras. Y es que, ¿a quién no podría gustarle la tortilla de patatas?
Existen tantas formas de cocinar una tortilla de papas como cocineros y amas/os de casa hay en España. Unos prefieren las patatas cocidas y otros optan por freírlas. Unos utilizan aceite de oliva y otros, aceite de girasol. Unos le añaden cebolla y otros no la toleran… ¿Quién no tiene ese amigo al que todos hemos odiado alguna vez por no querer cebolla en la tortilla? En cualquier caso, y bien si se le añaden champiñones, pimientos o guisantes en algunas casas, hay algunos trucos que siempre va bien tener en cuenta:
- Añadir un chorrito de leche para que quede más gordita y esponjosa
- Imprescindible: escurrir siempre el aceite de las patatas antes de mezclarlas con el huevo
- Añadir un ajo entero al aceite en el que se fríen las patatas para que adquiera un gusto especial
- Dejar que las patatas se empapen en el huevo durante unos 15 minutos, antes de tirarlas de nuevo a la sartén
En bocadillo, en plato, cortada en taquitos, sobre una rebanada de pan y en forma de pincho o con un pimiento verde o una tajada de jamón serrano por encima. Hay muchas maneras de disfrutar de una buena tortilla de patatas, un plato muy castizo con el que, sin embargo, podemos conquistar a nuestros comensales tanto como si les estuviéramos sirviendo una delicatesen propia de la alta cocina. El plato definitivo para llevar a la playa, montarnos un picnic o incluso servir en una fiesta.
Gracias por usar nuestra foto de los timbales de tortilla con cebolla confitada... ¡Uno de nuestros platos estrella!