¿Por qué en España se come y se cena tan tarde?
Artículo revisado por el Comité
¿Por qué en España se come y se cena tan tarde? Se trata de una costumbre que no se comparte con ningún país europeo
Levantarse temprano y apenas desayunar, comer a partir de las 14:30 o 15.00 y cenar a partir de las 21:30 o 22.00, lo que retrasa la hora de dormir. Todo tipo de estudios han demostrado que este horario, que es el más común en España, puede llegar a ser perjudicial para la salud. Sin embargo, parece imposible adaptarse a otro tipo de rutinas de alimentación. Pero, ¿por qué?
Mientras que en el resto de Europa, incluido Portugal –que, por proximidad, podría llevar un horario similar-, se suele comer sobre la una del mediodía y cenar entre las siete y las ocho, parece que en España se apuesta poco por conceder al sueño las horas que se merece.
Igualmente, diversos expertos apuntan a que el horario español, además de reducir el tiempo dedicado al descanso nocturno, dificulta la conciliación de la vida laboral y personal.
La razón principal es que, en muchos puestos de trabajo, se reservan dos horas para comer –normalmente entre las 2 y las 4- lo que retrasa la hora de salida y, en consecuencia, el tiempo de ocio –aunque la hora de entrada sea la misma que en muchos países europeos-.
Sin embargo, lo curioso es que el horario de comidas español se corresponde con el horario solar. Es decir, realmente coincide la hora a la que se desayuna, se come y se cena en España con el resto de Europa, pero los husos horarios empleados –que cambian en verano e invierno, cuando se adelanta o se atrasa una hora el reloj para ahorrar energía, según una normativa europea- hacen que el reloj no coincida.
Para los especialistas, la solución es que, una vez se atrase la hora el próximo mes de octubre, sea ésta la hora que se mantenga permanentemente. Es decir, se trataría de llevar el horario que sigue el meridiano de Greenwich más una hora (GMT+1:00), que es el que corresponde a España por su situación geográfica.
Además, apuestan por comenzar a cambiar algunas de las costumbres sociales más extendidas como reducir las pausas de las comidas en los trabajos, fomentar la jornada continua en vez del horario partido y adecuar la apertura y el cierre de los comercios y restaurantes a estas circunstancias.